España goleó a Nigeria (3-0) y accedió como primera de grupo a las semifinales de la Copa Confederaciones, en las que de nuevo se cruzará con Italia
La Roja lo logró tras rebajar su brillantez ante Nigeria, en un partido disputado a 30 grados centígrados que decidió con un doblete de Jordi Alba y un gol de Fernando Torres.
Brasil silba a España por temor y respeto. Sólo Andrés Iniesta provoca el aplauso. No pueden reprimirlo. Cualquier movimiento suyo, un control, una jugada con recorte y túnel en un palmo de terreno o un regate en carrera provoca la admiración. El camino de España hacia Maracaná se sigue escribiendo con victorias. Algunas rebajan la brillantez inicial mostrada ante Uruguay. El escenario del partido de Fortaleza no era el más idóneo para la exigencia. Un calor asfixiante, humedad y el factor psicológico de sentirse clasificada como líder de grupo.
España marcó nada más iniciarse el duelo y decidió guardar fuerzas para una semana que decide el título. En ocasiones rebajó tanto su marcha que acabó entregando el protagonismo a una Nigeria voluntariosa. Tan sobrada en el físico como falta de acierto en el remate. Se topó con Víctor Valdés y agradeció los fallos de definición de Soldado. Reabren el debate de la portería y del nueve para semifinales. Tras la maravilla de Iniesta para iniciar el partido, llegó el tanto de Jordi Alba. Como en la final de la última Eurocopa a Italia. Rompiendo por sorpresa. Definiendo con calma tras llevarse el balón con fortuna en el recorte a los tres minutos. El trabajo estaba hecho y había mucho por jugar. Nigeria necesitaba golear y tuvo fe en el milagro. Con tres delanteros provocó que España se hiciese larga en defensa. Aparecieron los espacios y el físico del campeón africano no los desaprovechó. Emergió la figura de Valdés. Fortísimo por alto en su área, ágil bajo palos a un disparo de Mba ajustado al poste y sobrado de personalidad.
A España le vendría bien defender en un torneo en el que hasta la fecha no tuvo exigencia. Devoró a Uruguay y apenas se empleó en los cinco minutos finales. Musa exigió a Arbeloa, Piqué sufrió la velocidad de Ideye y Ramos la de Musa. Jordi Alba era el más entero en minutos de titubeo. Del Bosque torcía el gesto en el banquillo. No le gustaba lo que veía. Pero España tiene jugadores para cambiar todo en un abrir y cerrar de ojos. Cuando tocó con verticalidad generó peligro. Cesc, incansable lanzando movimientos ofensivos, se encontró dos ocasiones de gol. Una la estrelló en Enyeama y la segunda besó la madera.
Soldado tuvo otras dos. Al fallar la primera tras un pase milimétrico de Ramos de cincuenta metros, dudó en la segunda. Con todo a favor en carrera. Con la posibilidad de colocar el disparo donde viese espacio. Chutó con los ojos cerrados al centro, el único lugar donde el portero nigeriano tenía ventaja. Lamentaron los internacionales españoles hacer desgaste de más ante un rival que debió quedarse en inferioridad numérica a los once minutos. Las 'águilas verdes' no tenían miedo. Tiraban arriba la línea defensiva y dejaban espacios. Un desmarque inteligente sería peligroso. Lo lanzó Pedro, que fue agarrado dentro del área por Oboabona cuando iba a regalar el segundo tanto a Iniesta. Al partido le faltaba el control que suele ejercer España. Valdés volvía a aparecer a un testarazo abajo de Akpala. Los buenos movimientos de Soldado no tuvieron definición. Le faltó también a Sergio Ramos. En su larga búsqueda de un gol en una fase final, la tuvo al borde del descanso con un testarazo tras una falta lateral puesta por Xavi.
El panorama sería el mismo en el segundo acto. El calor marcaba el partido. Valdés dejó un susto en una mala salida y Cesc al pedir el cambio por molestias. Entró Silva con ganas. Dejó su visión privilegiada en el pase entre líneas. Por la izquierda entraban los dos jugadores en mejor momento físico, Jordi Alba y Pedro. El último sacó un pase que aprovechó Fernando Torres para meter dinamita al debate del nueve. Su testarazo a la red a los dos minutos de sustituir a Soldado era su mensaje. España sentenciaba el partido con un nuevo tanto del máximo artillero de la Confederaciones de Brasil, que ya se sitúa a un solo gol de serlo de la historia de la competición.
El tiempo debía correr con la relajación española y los intentos de Nigeria de despedirse de la Confederaciones marcando. Fueron en vano. Las acciones de calidad de Musa fueron desaprovechadas. Muhammad tuvo la más clara, con todo para definir. Iniesta, que competirá con Neymar por ser el mejor jugador de la Confederaciones, dejó un regate en carrera de tanta plasticidad que provocó el aplauso de una grada en contra de La Roja. El final de una venganza con Nigeria, quince años después de una de las derrotas españolas más sonrojantes, lo puso Alba.
Cerró su exhibición física con picaresca. Lanzando un desmarque a un saque de falta en largo, para plantarse solo ante Enyeama, regatear y firmar su doblete a puerta vacía. Era el broche a un nuevo triunfo tan sobrado que permitió a España el lujo de reservar fuerzas para Italia.
El jueves comienzan los exámenes duros. El primero marcará el momento de una selección que no se cansa de ganar. España se enfrentará a Italia mientras que Brasil y Uruguay jugarán la otra semifinal.
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