A
pesar de que el Fútbol Club Barcelona en sus orígenes era más un club social
que una entidad profesional, Tito Vilanova tiene razón, el Barça hoy no es un
club de amigos, el que sirve, para aportar calidad al equipo y que este mantenga
su hegemonía en el fútbol mundial se queda, el jugador que no da la talla tiene
que irse.
La Masía
da muchos y muy buenos jugadores, pero no todos se pueden quedar, unos por qué
no dan la garantía de ser lo suficientemente bueno para el primer equipo, otros
porque el puesto que ocupan en el campo ya está cubierto por otro jugador con
rendimiento excelente y otros, deben “foguearse” en equipos de menos categoría
para adquirir experiencia y un día regresar al Barça. Así es a vida. Suerte a
los que se marchan y quizás un día regresen más preparados y triunfen
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