Tito Vilanova entrará en el vestuario el primer día del nuevo curso con los mismos libros que ya estudiaba, tan solo que la puesta en práctica de la lección la que él dictará como maestro principal. Aquí no vale aquello de “cada maestrillo con su librillo”, aquí habrá un nuevo maestro, pero el libro será el mismo.
“El nuevo maestro” se encontrara algún que otro nuevo alumno, pero el resto serán viejos conocidos y por tanto, cada cual sabrá en qué posición actuar sobre el campo, de modo que le será fácil su tarea como maestro.
Lo que si se encontrara como novedad, es un ambiente de desconfianza que hasta ahora no sentía en su persona, de miradas con ojos de “que hará el nuevo” en ciertos sectores del club y de la afición, cosa normal por otro lado. Guardiola dejo un marcado acento personal durante su mandato y eso acostumbró a todos a mantenerse en su sitio.
Por otro lado, cuando alguien sale habiendo hecho las cosas bien, al que llega le es muy difícil imponer su forma de hacer las cosas. Las comparaciones serán una carga para Tito desde el primer encuentro, que si Guardiola haría esto, que si haría aquello, y no quiero ni pensar si el primer encuentro lo pierde, sobre todo porque al parecer el bueno de Vilanova se estrenará en el cargo contra el Real Madrid. Qué difícil le es al ser humano la comprensión y Tito Vilanova la va a necesitar y mucha para desarrollar en sus comienzos su tarea como primer entrenador del Barça.
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